Check-in #29 — Un hotel que no sea aburrido
O por qué prometer "hoteles que no sean aburridos" es algo que ya hemos oído antes.
Siempre es lo mismo: nos registramos a la llegada, subimos en el ascensor, abrimos la puerta, hacemos el recorrido, quizá ojeamos el minibar, nos tiramos en la cama, encendemos la televisión. Y ahora qué.
Una vez se termina la sorpresa de la novedad, qué hacemos con lo que queda. A veces no esperamos demasiado y es cuando suele llegar la felicidad; otras veces estamos esperando tantas cosas que necesariamente va a llegar el aburrimiento. A veces no sé si estoy escribiendo sobre la vida o sobre hoteles.
A lo largo de la historia hemos visto unas cuantas veces ese levantamiento de una nueva marca contra “hoteles que aburren”, hasta el punto que resulta inevitable pensar si es un ciclo que se repite una y otra vez como se afirma en teorías como la de la destrucción creativa tan presente en el mundo emprendedor. Hoy quiero destacar cuatro casos bastante particulares de alojamientos que vinieron a cambiarlo todo; dos que sucedieron en los ochenta y dos que están sucediendo ahora mismo:
Kimpton
En la costa este de Estados Unidos vivía Bill Kimpton, un banquero de inversión que viajaba mucho por trabajo y consideraba que los hoteles en Estados Unidos eran en aquel momento sitios bastante poco acogedores y aburridos. Buscando traer algo del espíritu hotelero europeo, en 1981 compró un hotel en San Francisco (el Clarion Bedford) y así comenzó Kimpton Hotels.
Su enfoque fue pionero en muchos ámbitos como el apoyo LGBT, la sostenibilidad en la construcción y reutilización de edificios o la gastronomía kilómetro cero. Lanzaron iniciativas para hacer de los hoteles algo menos aburrido como la “Kimpton Wine Hour” donde de 5 a 6 de la tarde en cada recepción se servía vino y cerveza gratuita a los huéspedes del hotel para dar la opción de charlar con otros viajeros o con el equipo del hotel.
Bill Kimpton falleció en 2001 y su cadena se convirtió en la operadora de hoteles boutique más grande del mundo. En diciembre de 2014 la empresa fue comprada por Intercontinental Hotel Group y a día de hoy sigue formando parte del grupo.
Ian Schrager
Ya he hablado en este boletín de Ian Schrager, un tipo con una vida digna de película. Casi a la vez que Bill Kimpton pero en la costa oeste, Schrager consideró que los hoteles eran un sitio un tanto aburrido e, igual que había hecho con Studio 54, era momento de darle su toque a un hotel. Entre sábanas de algodón egipcio y flores frescas Schrager fue otro pionero de este tipo de hotel:
"Ser boutique no tiene nada que ver con el tamaño. Tiene que ver con tener un único enfoque, una actitud, una distinción de producto, crear una experiencia elevada. Puedo decir que en el mundo de la tecnología sería Apple. Tienen un pequeño porcentaje del negocio de la telefonía, pero han sido capaces de engendrar este culto. Hay muchas otras grandes empresas que son una boutique porque se definen por su actitud. No se trata de ser un producto genérico para satisfacer a toda la gente. Hay un enfoque singular".
Sus primeros hoteles crearon Morgans Hotel Group y posteriormente fueron vendidos a SBE Entertainment, que a su vez fue vendida a Accor en Noviembre de 2020. Hoy en día Schrager está al frente de otro proyecto, Public Hotels mientras también sigue colaborando con Marriott en su marca Edition Hotels.
CitizenM
A estas alturas es posible que ya sepamos lo que va a pasar, pero hay que avanzar dos décadas y cruzar el océano: en 2008 en Países Bajos nos encontramos con Rattan Chadha, un exitoso emprendedor que había vendido su anterior proyecto y, como casi todo emprendedor no sabía estar sin nada que hacer, así que decidió darle una vuelta al mundo de los hoteles, considerados aburridos y con amplio margen para la innovación.
CitizenM fue un soplo de aire fresco para el mundo de los hoteles por muchos motivos: para el mundo hotelero porque apostó por internalizar todas las cosas que los hoteleros estaban externalizando (son dueños de los edificios donde operan, sus habitaciones se contruyen en módulos como los camarotes de un barco y luego se llevan al hotel, toda su tecnología es desarrollada por ellos) y para los viajeros porque ofrecían hoteles céntricos con camas cómodas y algo tan novedoso como habitaciones realmente pequeñas con zonas comunes amplias para trabajar o descansar. Por cierto, parte del equipo fundador de CitizenM se fue para lanzar años después otra marca que también da pistas del futuro: Zoku.
A día de hoy CitizenM cuenta con alrededor de 30 hoteles entre Europa y Estados Unidos y está explorando una posible venta parcial o total de la compañía para seguir creciendo. ¿Cuál será su siguiente capítulo?
Sonder
De entre toda la avalancha de marcas y tipos de apartamentos turísticos surgidos en los últimos años nació Sonder. ¿Adivinas su propuesta de valor? Efectivamente, consideran a los hoteles actuales aburridos, pero también van contra los apartamentos turísticos:
Es cierto que Sonder es un punto medio curioso al estandarizar elementos como hacen los hoteles para evitar sorpresas desagradables y basar su producto en apartamentos como hace Airbnb. También, como CitizenM, han desarrollado tecnología propia para permitir que la persona llegue a su habitación haciendo el registro con una máquina y controlando absolutamente todo con una app móvil. ¿Su futuro? Por ahora, un tanto complicado e incierto, pero quién sabe. Quizá en un futuro un nuevo producto salga al mercado diciendo que los apartamentos como Sonder también son aburridos. ¿Tú qué crees?
Nos vemos en el próximo check-in.