Check-in #33 — Un hotel al que llamar casa
Cuando uno sale de lo que habitualmente considera como su 'casa' hay maneras de conseguir no hacerle sentir lejos.
Dicen que las diez semanas más oscuras del año suceden 5 semanas antes y después del solsticio de invierno; es decir: que el 22 de enero ha terminado lo peor y por tanto toca empezar a salir de la madriguera. Cuando decidí crear Check-in lo hice teniendo en mente un lugar donde compartir tendencias e ideas del sector de la hospitalidad pero también alguna reflexión como esta.
He conocido a algunas personas que, de viaje, cambian la ubicación de ‘casa’ en su aplicación móvil de mapas por la dirección del hotel donde se encuentran. Por tanto su casa es algo que cambia de dirección y de ciudad pero que conserva los elementos básicos de una casa: nos da cobijo y protección, nos hace sentir bien.
2024 fue un año ciertamente intenso en lo personal y en lo profesional y, como les sucedió a mis amigos, también he tenido unas cuantas ‘casas’. Una de esas ideas es la que vino a la mente a la hora de crear NH Collection como marca: es fantástico mantener las cosas que te hacen sentir como en casa, pero también necesitas sentir dónde está esa nueva casa.
Por eso se pensó que uno de los mejores lugares donde poder demostrar dónde estás es en el desayuno, ese momento del día en el que todo, por el momento, aún está bien. Así fue por ejemplo a inicios de año, en el corazón del barrio judío de Córdoba, donde en el NH Collection Amistad Córdoba descubrí el pastel cordobés y la maravilla de probar un salmorejo como debe ser:
En mitad del sofocante verano de Madrid me tocó llamar casa al NH Collection Helsinki Grand Hansa durante unos días. Un desayuno con mucho salmón y otros pescados como el corégono blanco era algo que no me esperaba del todo:
A finales de octubre aterricé a una hora intempestiva en México DF. Tiene un aeropuerto enorme, de esos en los que no resulta raro ver a alguien desayunando un café mientras en la mesa de al lado alguien está cenando unos tacos. Quizá por eso lo último que me esperaba dentro de un hotel de aeropuerto es un maravilloso desayuno con pan de muerto y tacos hechos al momento. En fin, fue una de las muchas sorpresas que depara el desayuno del NH Collection México City Airport T2:




Cerré el año en otro sitio extraordinario al que llamar casa: el NH Collection A Coruña Finisterre. La parte local del desayuno fue algo mucho más familiar para mí, con empanada, queso con membrillo, lacón y rosquillas (aunque yo soy más de las blandas):
Adaptar parte del desayuno de tu hotel a productos locales ha sido una maravillosa manera de descubrir cosas que de otra manera no probaría pero también de demostrar que una casa puede estar allá donde tú quieras que esté. Quizá ese sea uno de los motivos por los que me gusta trabajar en el sector de la hospitalidad. Nos vemos en el próximo check-in. Será uno un tanto especial, dentro de un bosque.
PD: Esta semana se ha publicado la traducción al castellano del primer libro de Will Guidara (Eleven Madison Park), con el título Hospitalidad irracional; es un compendio de historias y reflexiones acerca de lo maravilloso del mundo de la hospitalidad. Lo puedes encontrar en tu librería más cercana.