Check-in #22 — Un hotel con puerta de embarque
Es momento de dejar Nueva York, no sin antes hacer una parada en un hotel muy especial.
Es momento de dejar Nueva York. En el boletín anterior hablaba de llegar en vagón de tren privado al Waldorf Astoria, y la salida va a estar a la altura. Hubo un tiempo en la ciudad en el que lo habitual era transportarse por helicóptero, podemos considerarlo el vagón de tren privado de la segunda mitad del siglo XX. Fue tal hasta el punto que si estuviésemos entre 1965 y 1968 podríamos ir caminando desde el hotel hasta el cercano edificio Pan Am (actual edificio MetLife). Desde allí podríamos coger un ascensor hasta la azotea, donde el helipuerto nos esperaría para el servicio de helicópteros de línea regular entre Manhattan y el aeropuerto JFK ofrecido por New York Airways:
La terminal TWA se inauguró en 1962: un modernísimo diseño con un techo de hormigón que aloja la terminal bajo sus alas; pasillos con forma de tubo asfaltados con moqueta roja (en algo se iba a notar que eran los 60) y unos enormes ventanales con vistas a las pistas:
TWA como compañía cerró en octubre de 2001; no tanto por el 11-S sino por su delicadísima situación económica debido a su enorme deuda que pasó a ser asumida por su compradora: American Airlines. La pregunta surgió en todas partes: ¿qué iba a pasar con el edificio declarado monumento histórico desde 1994?.
El edificio estuvo vacío, con algunos usos esporádicos, hasta 2015: se confirmó que el edificio sería convertido en un hotel. Uno un tanto particular, sin duda. Fue así como empezó a nacer el TWA Hotel:
512 habitaciones, enormes espacios para eventos y reuniones, una piscina infinita en la azotea con vistas a las pistas y el que afirman mayor gimnasio de hotel del mundo con más de 900 metros cuadrados. La guinda la pone la suite presidencial Howard Hughes, en homenaje al excéntrico fundador de la aerolínea, desde donde poder pasar la noche supervisando las operaciones:
El hotel está diseñado con mobiliario y decoración de los 60, incluye un museo, tienda y demás espacios donde poder sentirse, literalmente, en aquella década. Como indican en su web, el hotel está fuera de la zona de tránsito del aeropuerto, por lo cual cualquiera puede alojarse allí, aunque la gracia es pasar la última noche para aprovechar la salida al día siguiente.
Con esto dejamos por un rato esta incursión a Nueva York y volvemos hacia otros lugares. Nos vemos en el próximo check-in.
Muy interesante como siempre!