Check-in #26 — Un hotel en mitad de una guerra
Hay infinitos hoteles paradisíacos, repletos de palmeras alrededor donde poder pedir una botella de un buen espumoso y una ración de sushi. Hay otros, en cambio, que están en medio de una guerra.
Hace unos días me escribió una amiga, compañera del gremio, preocupada por cómo está el mundo. Cómo está el mundo. Cómo dejar de ser sensible al menos por un rato a tantas cosas malas que están pasando a la vez. Y cómo seguir trabajando en algo tan aparentemente banal como la hotelería de ocio.
Debatimos un rato largo acerca de cómo los hoteles, incluso en momentos de conflicto, pueden ser de gran utilidad. Es ahí donde se ve su verdadero sentido de la hospitalidad (o su ausencia), donde realmente pueden brillar. Hay sobrados ejemplos de ello (y de hecho aquí ya he hablado del Havana Hilton), veamos unos cuantos.
Holiday Inn Sarajevo
Un hotel casi siempre se diseña para momentos de alegría, nunca para los momentos más trágicos: por eso este hotel fue diseñado para albergar a los participantes de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1984. Ocho años después de su celebración se produjo la disolución de Yugoslavia y la fatal guerra: Sarajevo estuvo sitiada casi cuatro años por las tropas de Radovan Karadžić, el lider de los serbios de Bosnia. Todo comenzó, para variar, en un hotel: en la habitación 409 del Holiday Inn Sarajevo cuando unos francotiradores leales a los serbobosnios mataron a dos manifestantes. Ya iniciada la guerra el hotel fue el único que funcionó durante toda la guerra, convirtiéndose en el hogar de la prensa internacional: electricidad intermitente y tan solo gracias a los generadores que funcionaban con petróleo. A día de hoy el hotel sigue activo: Hotel Holiday.
Hotel Florida
En el número dos de la Plaza de Callao de Madrid, justo en la esquina con la calle del Carmen, abrió hace cien años el Hotel Florida. Fue diseñado por Antonio Palacios, el arquitecto del momento, y contaba con bastantes novedades para la época. Al igual que el Holiday Inn de Sarajevo fue el único hotel funcionando durante los tres años de Guerra Civil en Madrid. Es por ello que durante ese tiempo alojó a combatientes extranjeros del bando republicano y a periodistas y escritores como Hemingway, Gellhorn, Capa, Taro, Dos Passos o Saint-Exupéry. Precisamente John Dos Passos publicó en enero de 1938 un artículo en la revista americana Esquire llamado “Habitación con baño en el Hotel Florida”:
Continúan los bombardeos. El hotel, normalmente tan tranquilo a esta hora, está lleno de ajetreo y confusión. Por todas partes se abren de repente las puertas de los balcones que rodean la fuente acristalada. Hombres y mujeres a medio vestir huyen precipitadamente de las habitaciones del frente, arrastrando maletas y colchones hacia las habitaciones traseras. Un camarero con el cabello ondulado sale una y otra vez de varias puertas distintas, siempre rodeando con el brazo a diferentes chicas que ríen o lloriquean. Gran exhibición de despeinados y lencería.
Los gestores en aquel momento del hotel lo cerraron poco antes del final de la guerra, partiendo uno de ellos hacia el exilio, donde falleció. Reabrió después de la guerra gestionado por los dueños del edificio y, en 1964, fue derribado para construir la gran superficie comercial que a día de hoy sigue ocupando la zona.
The Walled Off Hotel
El único hotel de la lista pensado para un conflicto: The Walled Off hotel es el hotel que se describe con las peores vistas del mundo, pues se encuentra justo enfrente del muro que separa a israelíes y palestinos, en Belén. El hotel, diseñado por el artista urbano Banksy tiene todo en cuenta, hasta el punto de contar con una galería de arte con espacio para que artistas locales expongan su obra. Debido al estado actual de la zona el hotel se encuentra cerrado desde el pasado 12 de octubre. Aún con todo hay no pocos hoteles abiertos en la zona, como es el caso de la cadena Brown Hotels. En palabras de su fundador:
Empleamos a israelíes. Empleamos a palestinos. Empleamos a cristianos. No los llamamos personal, sino miembros del equipo. Tenemos 1.100 miembros en Israel y otros 1.000 en Europa. Los miembros de nuestro equipo necesitan ayuda. Tenemos madres trabajadoras solteras y padres reclutados por el ejército. Nuestros empleados árabes se sienten muy incómodos. Estudiamos la situación de cada persona caso por caso, tratando de ser lo más humanos posible. El sector tiene que mostrar [al gobierno] cuáles son los principales obstáculos y problemas. Hemos pasado inmediatamente de 1.100 empleados en Israel a menos de la mitad. Temo que el desempleo se dispare, y sé que la mayoría de los palestinos simplemente desean llevar una vida tranquila.
Espero que este leve repaso haya recordado que los hoteles pueden ser útiles en cualquier momento, incluso en mitad de una guerra. Nos vemos en el próximo check-in.